jueves, 1 de octubre de 2009

Los jovenes del medio rural son creativos



Tendemos a creer que las personas que en su día tomaron la decisión de abandonar el medio rural eran las más decididas y las más capaces. Pero para el ser humano, la migración al final acaba convirtiéndose en un hecho social, en una corriente aceptada que nadie pone en cuestión, y por ello se acaban marchando los aptos y los menos aptos.
Los jóvenes que ven con ilusión su continuidad en el medio rural, están más formados e informados que los que se dejan arrastrar; y son los más valientes a la hora de adoptar decisiones. Esta situación se traduce, al analizar las iniciativas que están liderando, en la aparición de mayores dosis de creatividad, en su disposición para la innovación y en su capacidad de adaptación a necesidades cambiantes.
Todo esto nos lo muestran las conclusiones del estudio que ha llevado a cabo el Instituto de Desarrollo Comunitario de Cuenca sobre las “causas que motivan que algunos jóvenes decidan desarrollar su vida profesional y personal de modo estable en el medio rural, adoptando dicho medio como marco de vida”

Llevando a cabo numerosas entrevistas para la realización del estudio hemos descubierto personas como Marino. Este joven natural de Villarejo de Periesteban, pueblecito de la provincia de Cuenca de unos 500 habitantes. Si tuviéramos que definir la trayectoria de Marino en pocas palabras, recurriríamos sin duda a ilusión y creatividad, al igual que en los casos de otros jóvenes entrevistados, que han tomado la decisión de quedarse en sus pueblos. Solo con creatividad es posible transformar un negocio doméstico en una iniciativa innovadora. Marino puso en marcha su quesería hace unos años, aumentando vertiginosamente su nivel de actividad y su volumen de negocio. Pero cuando empezó a tener problemas para comercializar sus quesos fue tomando forma su idea de “Museo del Queso”, hasta verlo realizado junto a las instalaciones de su quesería. Aprovechando el turismo de su zona, ha aumentado las ventas de sus quesos, pues como él mismo reconoce, raro es el visitante del museo que no se lleva uno o dos quesos.
Las oportunidades que se le han presentado a Marino le han espoleado a seguir formándose, a no estancarse y a seguir innovando e invirtiendo para que su negocio siguiera prosperando.
Marino y otros tantos que han apostado por los territorios rurales de la provincia de Cuenca, han tenido que agudizar y multiplicar sus esfuerzos para prosperar en un entorno en el que todo parecía ir a la contra. Ahora que la bonanza pasada aparece puesta en entredicho, los jóvenes como Marino, pocos o muchos, sostienen sobre sus hombros el provenir de un territorio y de una forma de vida que parecía no ir con los tiempos.
Carmen Santisteban
Europe Direct Cuenca

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